martes, noviembre 13, 2007

"Don Eusebio"

Su gordura es descomunal, sus pasos al caminar se afirman tristes y livianos por dos simples zapatos, que llevan en el interior extrañas suelas y plantillas hechas a base de felpa; cuyo cuero combina siempre con un maletín café, ambos, regalos de don Pedro P. Díaz. Nunca olvida llevar corbata y saco, las veces que no se los pone; le hace un tributo de grito silencioso a Fidel con la guayabera revolucionaria de una Cuba anquilosada en su miedo atemporal y, también el de siempre. Aunque, ya a medio día la corbata siempre está desajustada. Por la calle, la gente lo mira con graciosa hipocresía; los más pequeños le dan una sonrisa de maligna inocencia, las señoras de pueblo joven se regodean en el fuero interno de su ignorancia con adolescente maledicencia y, a las otras de ambiente in, les provoca recitarle la mejor versión de dieta americana o el cirujano plástico de mayor confianza y experto en tales menesteres, no sin antes, lamentarse por no ser demasiado prudentes con sus gestos evidentes de confuso asco y sorpresa.
Su nombre no importa, sólo a mí. Lo conocí en uno de esos días en los que inopinadamente por asuntos de mi oficio de vagocientólogo, toqué la puerta de su casa después de quedar absorto al mirar por la ventana de su sala: libros y libros. Tantos que, me provocaba una pena enorme si un incendio acabase con todos y yo no hubiera hurtado, al menos, dos ellos. Tiene una sonrisa exquisita, es cierto que, los músculos de su cara no le permiten ser más expresivo en momentos de quietud, pero, siempre su tez dibuja paz y alegría mientras habla. Rehuí ingresar a la casa. Lo poco que sé de él bastó para demostrar, sin exceso, mi admiración diplomática que aplico ante los individuos importantes de la ciudad (que se pueden contar como los dedos de una mano). Pensé que podría estar trabajando en alguno de sus proyectos de investigación antropológica, o quizá estuviese arremetido en la impronta descripción de alguna etnia preincaica en lugares alejados de ésta ciudad. Es que, no hay nativo más amante de su tierra que esté tan enamorado del hurgar en su pasado y el de todos, al menos en este rincón del planeta, únicamente él.
De lo poco que sé del historiador ya no importa. Es su presencia convertida en magnánima aquiescencia la que convoca contarles a mis lectores, el contenido del más mundano de los hombres sosteniendo a todos en su sólo cuerpo y paladar. Las comisuras de sus dientes revelan combates opíparos interminables en una juventud que ya resignadamente olvida. El erudito caballero no se esfuerza mucho en ser mi amigo y me convoca cada viernes a tener una disipante tertulia acompañados de café, no fuma al igual que yo, no por recomendaciones de oncólogo judío, sino por temor a que se nos quemen nuestros acompañantes albaceas de mentiras, medias verdades y una que otra versión de la Biblia editada en tiempos del virreinato, según él.
Este viernes -como todos- me obligo a llevar una botella de tinto sobriamente dulce, para; cubrir la mesa con algo que haga vernos la cara, hablar con los dedos, las copas con vino y los tallarines mezclados en ajo, cebolla, huevo y leche, aromatizados de orégano en la sartén, insinúen que somos los mejores “padre e hijo” que se odian mientras se alimentan, se aman mientras mutuamente nos volvemos a llenar las copas para champaña (a falta de las de vino), se respetan mientras uno escucha al otro y niegan su existencia cuando la noche acaba.
Olvidaste añadir el pimiento rojo. Y, la mantequilla que usas en vez del aceite tiene suficiente sal que no hace falta agregar más. Álvarez, te olvidas de muchas cosas y pretendes disimular qué poco me preocupo por lo que como, pero no. Hoy, terminas de malograr mi digestión al llamarme Eusebio que no me gusta, ¿qué clase de nombre es ese? No creo poder explicarle que, si mi padre estuviese vivo, contaría con la misma cantidad de horas y horas que sus narices respiran. Su mirada distraída mientras sorbe el vino es muy parecida a la de mi hermano mayor. Levanta más arriba el brazo izquierdo para darle al yaraví que suena en los pequeños parlantes empotrados en cada esquina superior de la sala, un tono acorde para la velada. El volumen de sus brazos desnudos ofende mi seriedad de monaguillo. Luego me mira con gesto de certidumbre. He notado desde el otro día, cuando visitamos la tienda de alquiler de películas que, tu rostro se parece al de algún muchacho de las carátulas de video, sí, he visto uno que recién acabo de recordar ¿qué dices? Mientras, pienso en responderle. Claro que sí, levanto mi voz de manera victoriosa, al de Rocco Siffredi, pero, luego mi voz se vuelve seca e involuntariamente digo, con un pequeño defecto. Me arrepiento de haberlo dicho y, él concluye ¿qué tan pequeño es? Cambia el estado de paciente espera con el de un mohín de catedrático conciliador. De todos modos eso ya no es para preocuparse, al menos a tu edad. Pocas veces me hacía sentir incómodo, creo que, esta vez no era una de esas, "aquello", en estos instantes no amilana mi ego imaginario de machito pipiléptico. Mis problemas de tal índole llevan a mi memoria buscar el día en que más me enfureció "aquello".

viernes, noviembre 09, 2007

Noticias

No quiero imaginar algo más, no puedo seguir siendo sincero y todo eso se vuelve demasiado falaz ante todo ser que me rodea. Había vuelto a pensar sin contar las horas en las que me dedico a existir. Todo acaba (ah, esa palabra “todo” me gusta mucho) pero el tumulto de personas que hacen un todo, me espanta. Mamá siempre me mira intrigada cada vez que pregunta si guardo basura en el tacho del baño o en mi habitación. Le respondo que no. Sin embargo tengo ese todo tan bien escrito que al final termina confuso en el agua del inodoro. Esa es una absurda manera de ahorrarse el papel higiénico, pero ¿no crees que es un tipo de medio ahorrativo?, es decir; en vez de gastar en papel en blanco mejor comprar un libro o libelos baratos para devorarlos sin remordimiento.

Acabo de tener una discusión con alguien que cada vez siente que le doy miedo. Me lleva veinte años, esa nimia diferencia se infunde en un abismal choque generacional que hace sin darnos cuenta pretender superarme y yo por estancarle, según mi arrogante suposición. No tengo títulos cómo él, no tengo camino recorrido ni siquiera a medias en cualquier materia estudiada en la universidad. No, no creo estar superándolo. Percibo que me tiene miedo por mi juventud más no por mi escasa e ínfima sapiencia. Se siente incapaz de discutir de literatura conmigo, él no sabe que me alimento de experiencia comentada o relatada con su actuar. No es un ejemplo idóneo pero, es el más cercano a mi círculo familiar que muestra mucho más defectos “humanos” y me encanta estudiarlo sin remordimientos.

He contado historias a mi trasero, por lo que me toca concluir. Contarle historias al mundo me parece pecaminoso si no destierro el residuo de inseguridad que me carcome ante la sociedad. Qué importa, todo sea por exprimir la naranja mecánica de mi cerebro. François Marie Arouet, es mi compañero de hazañas nocturnas después de reírnos con él y al lado de Donatien Alphonse François. Sí, para burlarnos y descubrirnos que hay un momento de nuestra existencia en el que el ser humano es el lobo que se disfraza de hombre para degollar a sus iguales.

Aquí, de nuevo solo, sesenta días después de llorar a Luciano y celebrar acompañado de Janis Joplin, pero no con un cigarro. Solitos, ella y yo. Recordando sardónicamente las veces que aún no la conocía y me encerraba en mi habitación, supuestamente para meditar, tapando las ventanas con frazadas, haciéndole el amor a maricucha con su vestidito de moño rojo para llegar a un paroxismo excitante acompañado de mi favorita de siempre: el Carmina Burana de C. Orff. Aquellos instantes in crescendo eran mi forma de sentirme cómo un héroe griego inmortal en plena batalla bañado de sangre y ejecutando al máximo enemigo, mi otro yo. Y ahora que, algunas veces pretende resucitar revestido de miedo cínico, me pide, que lo deje descansar. O que, vuelva a dejarme apresar.

Bolaño no me decepciona, me da mucha tristeza, sobre todo haber leído sólo un libro suyo. Y la más grande de las penas es que no volveré a leerlo dentro unos diez años. Lástima que muerto valga más que cuando en vida fue, será el mejor de su generación. Y sí, aún sigo soñando con los labios susurrantes de Norah sin llegar a eyacular en ellos…

Ah, de todas maneras Caracas (y otra ciudad) están en mi lista de itenerante necio...

domingo, septiembre 09, 2007

Wayki


Onqosqataqa kawsayta munasqanmi kallpachan, ichaqa, ¿pitaq kallpachanqa llakiq ñit’isqantari?

Proverbios 18,14


El 99% de ésta carta contiene tus palabras, frases y oraciones; el otro porcentaje, un breve homenaje para ti. ¡Ya sé! que no te gustan...


And I don't even care to shake these zipper blues
And we don't know just where our bones will rest
To dust I guess
Forgotten and absorbed into the earth below.

Double-cross the vacant and the bored
They're not sure just what we have in store
Morphine city slipping dues down to see.
(1979 S. Pumpkins)

Feliz 28 hermano:

No, no es fiestas patrias, no es un motivo para celebrar poco y, mucho menos, demasiada angustia. Es hora de seguir con esto de hacer memoria, que la existencia del hombre se basa en recordar siempre lo que citabas de Alberto Guillén cada vez que estabas ebrio: “Soy un niño, es decir, un hombre en perpetuo trance de crecimiento”, que la madurez no existe, no somos un fruto fácil de llegar a su etapa más deliciosa, total, lo importante es saber degustarse a cada instante desde que se tiene un buen uso de la razón (lo dudo en ti). Eres un loco de esos que no piensa sino en sentir al mundo en su peor estado, orar por él y echarse sus problemas a la espalda...

Te quiero mucho amigo, para mí no vales nada, simplemente significas mucho; es la relación de entre lo que cuesta obtener y lo que se tiene sin gastar nada. Nunca te extrañaré (y vuelvo a recurrir a ti) porque sólo se extraña a quien se le debe. Y, tú eres parte de mí. Te llevo dónde no olvido que llego sin reconocerme en ti antes que a mí. Te amo hermano. Y he aprendido hacerlo porque tú me lo enseñaste con procaces charlas de arte. Sí, contigo aprendí que Fromm no se equivoca en mencionar que el amor no es un objeto que se busca para amar sino una facultad que explotar en mí, y, hacer de ello todo un arte. Que navegando en la cúpula de la catedral de “En busca del tiempo perdido” los hombres afirmamos nuestra valía existiendo por Dios y para los hombres por los siglos de los siglos. Es saber y comprender que en algunas ocasiones cuando escribes llegas a ser un extraordinario escritor que no se da por enterado a falta de coraje y decisión.

Veintiocho años, y para ti, mucho apuesto que, lo consideras como si fueran ochenta y dos. La vida y los hombres (los que nos rodean) nunca nos la hicieron fácil y tampoco lo harán. Recuerdo cuando el humo de marihuana te hacía recitarme frases de “La naturaleza de los dioses”, para notar que cada uno se vuelve un absurdo total pretendiendo ser lo que no puede sin mover un dedo y darse por enterado acerca de todo; “Ita est informatum, anticipatum mentivus nostris ut homini, quum de Deo cogitet, forma ocurrat humana”.

No es fácil retornar a la inocencia sin desnudarnos, olvidarnos de nosotros mismos sin ganas de encontrarnos, sólo olvidarnos. Mandarlo todo al Diablo y que Dios nos sostenga en nuestra levedad. Hay tanto por hacer y poco por respirar, todo deja de ser relativo cuando le damos al mundo una vuelta de tuerca más. Hermano, tu existencia hace más importante la mía. El dolor que alguna vez compartimos es ya humo y eso me hace feliz. Manuco, la vida aun no tiene definición, es cuando estamos muertos que recién tiene significado y más aun carece de él cuando no le das sentido. Sé que llegarás lejos, es hora que tus ambiciones retomen su personalidad, que les devuelvas la energía olvidada en tus raptos de ira y somnolente dejadez. Manuco, respira de nuevo el oxígeno que de niño inhalabas en tus gritos de cándida ira y lucidez. Hermano, estamos hechos para llorar y también para golpear. No te olvides de Nietzsche; destruye cuanto tienes en el camino y recrea el universo de la habitación de tu cerebro con tus propias manos.

No continúes mandando al desagüe tus escritos y tus sueños. Recuerda que eres libre (l’amuor est l’enfant de la liberté) que, amar y dar es la misma situación cuando haces uso de tu libertad. Que tu amor a los libros no opaque tu naturaleza de ser humano. Ya habrá alguna buena mujer que te cante a voz en cuello el salmo que entonas cada vez que cumplo años “eres hermoso, el más hermoso de los hijos de Adán…” Y, aunque no me las menciones muy a menudo, recuerda, siempre estaré al pendiente. Aunque sé muy bien que en ellas no buscas inspiración (sólo en una) pues, hermano ya dedícate a amarlas de nuevo.

Pues bien, te darás cuenta que cada una de éstas frases y palabras te las robé de cada carta que me enviaste. No sirvo para escribir aforismos cómo los tuyos, sólo hago a manera de recompensa, con muchísimo cariño, todo lo que expresabas en tus papeles de papel periódico por mis cumpleaños.

Hoy te están llegando un par de paquetes, en uno de ellos está la Biblia en quechua que me solicitaste, (el Corán aun no puedo enviártelo porque no he conseguido la versión que pienso obsequiarte), la mejor de las sorpresas es Los detectives salvajes de Bolaño, no la quise leer porque deseo que seas el primero en hacerlo, y por último el segundo paquete contiene los siete tomos de la obra maestra de Marcel Proust en la edición setentera de Alianza Editorial (ésta vez no la robé). Y te devuelvo el CD con el tema de Dvorak que tanto te gusta… Escúchalo por mí esta noche ¡Mejores regalos no puedes tener!

Siempre tuyo


P.



P. S.
Come away whit me in the night,
come away whit me
and I will write you a song.
Come away whit me on a bus,
come away where they can’t tempt up with their lies
I want to walk whit you...

Norah Jones


(This song is for you... And thanks very much to be my best friend).

lunes, septiembre 03, 2007

Ccarichi

Señor Pedro R. A.

Qué puedo decir al respecto, no hay ánimo alguno en mí cómo para poder hacer una carta de desagravio. No hay respuesta en contra de la sinceridad manifestada en tu incontrolable malestar por mi situación actual. Entiendo que otras personas te mantienen informado, o, al menos me has hecho notar que utilizas recursos que desconozco para que hayas acertado en mis desavenencias emocionales. Probablemente me queda nada más que confirmar algunos detalles descritos que fueron soterradamente anotados para sorprenderme y desempolvar antiguos deseos y sueños que no pude satisfacer o, dejé de hacer. Quiero creer que ésa es tu intención. Pero hermano, hay formas más inteligentes para llamar mi atención.
Suelo ser demasiado cobarde para cuando advierto que intentan desvelarme. Soy el hombre sin atributos, que Musil aprisiona y ahorca que, pretende liberarse y desprenderse de su pasado siendo generoso con todo cuanto me rodea. He empezado a ver al mundo con otros ojos. Habito en un mundo infantil donde el más grande y viejo ser humano de los hombres se resguarda en mi cuerpo. Veo a todo hombre y mujer cómo niños indefensos o aparentemente demasiados seguros de sí mismos sin arrobarle a mi capacidad de asombro que no son a ellos a quien temo sino a mí mismo cuando cierro los ojos. Me abrazo de las horas para contarle al papel en blanco que me espera en mi mesa de escritorio que soy el único con el que cuenta las veces que ya no siento nostalgia por no ser cómo el de antes. Me descubriste y sólo caigo en la cuenta que he de formular o retomar planes que aun, estoy seguro, puedo ejecutar.
Me hizo sonreír de nuevo el comentario aquel el de regar la chacrita del profesor Gutiérrez en su curso de Biología. De amor hoy no puedo discutir, ni quiero. He de cumplir a cabalidad con la promesa de mantener al día este blog. Tus arremetidas, espero sean una excepción que se disipen lo más pronto.
Ya no creo que el pasado nos condene. Hay un momento de reivindicación -si es que se presenta la oportunidad- para si no ocultarlo entonces enfrentarlo y convertirme en el verdadero hacedor de mis circunstancias.
Sigo esperando el libro del Corán con anotaciones que me prometiste hace un año. La versión que tengo no me satisface, me parece incompleta al no contener pies de página o comentarios que me hacen entenderlo mejor. Empieza a no gustarme hacer esto -lo de escribir cartas abiertas-, te sugiero que vuelvas a permitirme acceder a tu lista de contactos para tu correspondencia electrónica.

P. S.
También te quiero...


Manuco

viernes, agosto 31, 2007

Setiembre angosto

Mi queridísimo Manuco:

He escrito cosas que me parecen necesarias mencionarlas, perdóname por ser franca y directa pero ésta vez sí me comporto cómo el amigo que tú quieres que sea, directo y, sin pelos en la lengua.
¿Recuerdas las veces en que competíamos en lanzarnos del techo al piso con adoquines resbaladizos? O, ¿del triciclo de verde brillante que nunca nos dejabas montar? Sé que no es fácil mandar a la mismísima mierda todo lo que pasó en el Chávez de La Rosa. Porque, de algo estoy seguro, allí vivimos lo mejor de nuestras vidas. Las noches de lluvia que disfrutábamos en el patio rojo, resbalándonos hasta que el cansancio o, la llamada de ir a dormir nos hicieran terminar un día muy feliz. O cuando te jodía a media noche para dormir juntos en tu catre porque el cuco nocturno hacía que mojara mi colchón por no atreverme a pedir permiso para ir al baño a esa hora. Nuestras visitas con el loco Máximo al Moisés Heresi. Me sigo preguntado, por qué miéchicas te llevaban más a ti que al mismo loco, si era el que a cada rato se rayaba peor que gata en celo. Por cierto ¿sigues golpeándote la cabeza contra la pared cada vez que te sientes solo? Si es así, tu regalo de cumpleaños será un casco de aviador de avión supersónico pintada con los colores de la bandera iraní.
No te entiendo, en nuestra última entrevista sonabas algo ilusionado con tu nueva pretendida, suerte que al menos la ví a la distancia antes de volver a Limón. Sin duda tiene rasgos sensuales en su rostro, lo que me incomoda es su color de piel no sé si era entre morena o trigueña con fiebre. Era creo como el de una vedette de periódico chicha (no te ofendas caramelito, solo anoto acerca de su apariencia) parecía estar bien dotada físicamente, claro (no quiero ser sarcástica) aunque si le falta algo de porte. Y ya me puedo imaginar las razones por las que no quiso continuar con tu jueguito.
¿Qué, sigues solo? ¿Hace cuánto que andas solapa? Me empiezas a preocupar Manuco, y ésta vez muy, muy en serio. Y no me parece buena idea que así te sientas mejor. Llevo la cuenta del tiempo desde que terminaste con la francesita. A ver, hum, sí, son siete años o más. Fuiste malvado cuando te enteraste que no quería continuar la relación por culpa de no tener las putas ganas de vivir en Arequipa y más, aún si tú no centrabas tu vida, o al menos fijar tus objetivos a largo plazo. Siempre fuiste un ridículo irresponsable en todo.
Hermano, es hora que pongas las barbas en remojo. Deja tu vida de monje contemplativo. Pronto rayarás los treinta y sin flaca, cómo que la nota no se ve bien. A mí me preocupa. Es hora que eches al olvido tu vida ascética, ya no fumas, esto por compromiso con tu salud, jiji, no chupas, no te tiras tres polvos al hilo los fines de semana con la novia de turno, no sales de tu casa, solo los libros y el trabajo. Supongo que las cuatro noches que pasamos juntos en abril realmente fueron las últimas de nuestras vidas con Maricucha. Volamos y volamos, menos mal que ya no nos llama la atención de inyectarnos o hacer encurtidos en botellas de viejos vagabundos. Al menos, en algo hemos cambiado, qué digo; cambiamos un montón, pero tú más, mucho más. Hermano, es hora que te vuelvas a las calles tras unas faldas, te diviertas en las discotecas, es hora de que no sólo te enamores, afana a una flaca cómo solías hacerlo en la época del colegio, no sé, Manda chocolates de la Ibérica a una que te parezca pintona, por ejemplo a la flaquita que trabaja frente a tu chamba. ¿Hace cuanto que no le “riegas la chacrita” a una hembrita? Y no nos vengas (a ti y a mí) con el cuento de irte de putas, porque sabes bien que el que se tiraba las putas era el finadito César y tú sólo le dabas al trago y hablabas y hablabas con ellas y nos metías el cuento que te daba miedo contagiarte alguna enfermedad venérea, Por la puta madre, tanto libro tal vez te haya vuelto cojudo crónico. Creo que tu tributo a él ya se terminó de pagar. No quiero abrir heridas viejas, pero, me cago de rabia al escuchar siempre esa excusa o, que desde su accidente que lo condujo al nirvana, también chocó con tu ritmo de vida. ¿Por qué hermano? Ya pasaron ocho años y algunos meses desde que él ya no está con nosotros y, hermano la vida continúa. Lo único que se le puede agradecer es que no te hayas vuelto un alcohólico y adicto de primera. Y, ahora sí le doy razón a tu problema con la misoginia, tus bronquitas con la Malu tienen un telón de fondo algo serio. Sé que no te agrada la nota del feminismo y que ella te toma como un pendejo-cojudo machista, cosa que a mi parecer las que tienen el sexto sentido (digo, las que sí nacieron como mujer) más agudo casi nunca se equivocan (en un 99%). Lo único que hiciste desde que te dejó E. es vengarte de ella en cada una de las chicas que ibas conociendo incluida la francesita que culpa no tenía. Pensar que la mademoiselle te aguantó todo hasta que la ahuevaste y se mandó jalar a las Europas definitivamente. Que teníamos a penas veinte y ya lo habíamos aprendido todo antes de salir del colegio. Pero, César truncó al salvaje y desadaptado social que había en ti con su viaje al más allá. Sé que, no eres un retrógrada machista, tu lema para responder eso desde los nueve era “machista es el hombre que delante de una mujer (en sus cinco letras) se siente inferior”. Algo que te enseñó tu hermana. Tal vez Malu sigue cargando rabia ante cualquier respuesta negativa que compromete su femineidad o su afán de libre pensadora, no sé. Hermano, en esto me limito en repetir lo que Charly García dice de “mujer castrada”. Soy algo instruido y tampoco le doy crédito al asunto de Freund con el cuento de que las mujeres se sienten castradas y por eso se comportan así. Tal vez, García se refiera a las mujeres que intentan llevar al extremo una imitación de vida de macho sin darse cuenta que eso no es necesario para mostrar lo que realmente son. Bueno con esas vainas no me llevo bien. Sólo sé que tu sentido de tolerancia me divierte, ah, si Malu supiera que nuestras mejores amigas fueron (y algunas siguen siéndolo) promiscuas, prostitutas y lesbianas (hubo mucho de ellas que me gustó de la forma en que aun no te puedo explicar) demasiado inteligentes para llegar hacer lo que hacían sin importarles que sus viejos pagasen la pensión de la universidad creyéndolas de “buena familia”, Jiji. El oficio más viejo fue y es el más respetado por nosotros dos y eso tú si lo puedes explicar mejor…
Ayer visité el pozo de los deseos de santa Rosa, nunca me olvido de ir por allá, Mientras, en el Limón de cielo panza’e burro siguen más frías sus calles. La gente empieza a sentir menos miedo por lo del terremoto. El negocio en la Disco va más o menos. Tú sabes cómo es Comas, su gente sabe cómo divertirse y espero que este fin de semana lo hagan como siempre.
No te mando besos pero, recuerda que te quiero.

Pericus

P. S.
Recuerda chico pito, necesito noticias tuyas porque siete años sin hacer el amor inequívocamente afecta la salud. Te recomendaría algunas chibolas traviesas que no les importaría hacerte el tratamiento de exorcizarte si te das una vueltita por Limón y así dejes de ahorcar al ccalacunco. Jiji.

miércoles, agosto 29, 2007

Hola Perica:

Intento cavilar en las palabras que me escribes, por ejemplo en eso de misoginia. Temo un poco entrar a ese asunto. Por otra parte, me causa algo de remilgada reminiscencia escudriñar en mi memoria cosas que viví y vivimos en el orfanato. Hace mucho tiempo que ya no tengo ganas de volver a visitar el lugar. El servicio de orfanato que ofrecía la Beneficencia de Arequipa creo que ya no lo dan desde hace muchos años. El Chávez de la Rosa tiene -sin duda- algún tipo de afecto bueno o malo en todos los que habitamos por muchísimo tiempo aquella casa. Ya han pasado más de veinte años desde mi última salida. Siento un poco de estupor interno en el momento de rememorar las veces en que una familia me llevaba a su casa y repentinamente mis malos comportamientos -ahora corregidos a punta de encontronazos conmigo mismo en horas prolongadísimas de depresión suicida- me traía de vuelta a cruzar ese umbral que me obligaba a no extrañar y nunca querer volver a salir de allí. Eran tú y el resto de la chiquillada a quién más deseaba ver y con quienes compartir mucho del tiempo libre allí dentro y olvidarme automáticamente de mis "procesos de adopción". Me pregunto, qué será de aquellas familias que a modo de prueba me llevaban a sus casas y al cabo de algunos días se convencían de que no les valía la pena acoger o adoptar a su “seno” un chiquillo endiablado como yo.

Ya sabes, mi nueva madre, -¿o sería la única?- se convenció un buen día por qué no devolverme y me mencionó con una sinceridad medio dura; ella no estaba dispuesta a considerarme, como el resto de las señoras, pretendían fungir de madre coraje conmigo y al final terminaban convirtiéndome en perrito faldero el cual si ya no les convencía podían devolver. Esos días de “prueba” a mis cinco, seis y hasta siete años –quizá desde mucho antes- tal vez hicieron mella en mí y dieron resultado a una actitud de llorón y desquiciado social, que luego desvanecía instantáneamente a mis “eternos retornos” al parvulario de beneficencia pública. Al menos tuviste más suerte que yo, te llevaron a la segunda oportunidad y nos separaron por más de cuatro años... No quiero continuar con esto.

Las cosas aquí en la ciudad andan mejorando. Mi breve intento de pretendiente amoroso, ya desapareció. Sigo algo tranquilo y es cosa que no me preocupe estar con alguien. Le sigo dando a los libros más que nunca. También tengo un nuevo amigo, es mexicano y me agrada contar con él en esto de la nota literaria. Es muy ingenioso y bastante generoso cuando de crítica se trata (tal vez me equivoque), compartir un mismo gusto hace que me aumente la confianza de no dejar este vicio que a mi familia le desagrada hasta el hastío. Y, por los comentarios que has de haber visto, pues a sus palabras me remito.

Quisiera seguir escribiéndote, pero tú sabes que no puedo “usufructuar” lo ajeno cuando no me está permitido.

Recibe un sincero abrazo de

Manuco

martes, agosto 28, 2007

¡Acuérdate de los Amig@s!

My dear Manuco:
No hace poco que nos comunicamos por el chat, son raros -siempre misóginos- los instantes en que me acuerdo de tí. He leído una de tus cartas en la que me mencionas. Intento liberarme de ese constreñido pasado que compartimos desde que abandonamos el orfanatorio. Espero que no se te ocurra escribir muestras aventuras en ese nido de tísicos despreciados. El borrador que me enviaste de las cartas a "Cecilia" (acabo de descubrirlo en el diccionario de Velásquez, ¿por qué blind?, ¿no serás tú el ciego? Tá bueno mejor me alcanzas las cartas completas para recién juzgarte) está incompleto, y bueno, me dieron ganas de fastidiarte posteando la última. Sé que intentas mejorarlas y sobre todo que llevar a editarlas de acuerdo a mis sugerencias.... De nuevo, hermano te agradesco el gesto...
Y ya que no volveremos a chatear (pues planeo hacerlo abiertamente desde este blog), no es posible que no lleve una vida más actualizada jijiji. Tú me entiendes hermano, quiero disfrutarte más y que no me dejes colgado cada vez que te viene la bicicleta oportuna cuando estoy disponible para conectarme contigo...
Vamos, dame noticias tuyas... Ya son cuarenta y tantos días que no sé nada de tí... y ojala des tributo a tu gusto de escribano...
Un abrazo y besitos de

Pericus
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Quequeña, Mayo 6

Letter Twenty one, Blind Worm:

Siempre te he esperado, todo puede continuar, tal vez, sin ti o contigo, no sé. Hoy estoy a la espera de derramar menos lágrimas. No es que pensarte sea tan doloroso, pero lo que haces conmigo, ahora, me resulta divertido. He vuelto a las andadas, medio masoquistas, en las que intento cada vez, gozar con tu maltrato y dar una ingenua reciprocidad para contigo. Quiero degollarte.

Hoy he tocado la esbeltez de un cuerpo post-adolescente, la firme figura de una muchacha que al final de la tarde me regaló un inmisericorde lapsus de placer. Pero si el placer se me antoja, medio tétrico y doloroso, a manera de letra cursi: lo hice pensándote. Es que, tu piel trigueña, era blanca, y tus ojos grandes, se redujeron en profundos ópalos traviesos y curiosos; tus labios, en rosada carnosidad acompañada de un olor a frutilla; tus desconocidos movimientos; medio confundidos y desencajados; tus susurros, inseguros; tus abrazos, de original ternura y de absurda complicidad. He cambiado mi rutina habitual de tenerte entre mi memoria y mi fálico deseo en ti por una sórdida y tránsfuga deicidia.

Y aun, sigues siendo la diosa de mis amaneceres, eres el nuevo y extraño pan de cada día que en el desayuno siempre dispuesto está en mi mesa. Estás compuesta de todo lo que mi metabolismo necesita para continuar viviendo de ti. Si empezara a adorarte mi ofrenda diaria hacia ti sería nada menos que mi hambre voraz por todo tu ser. Llevarte de la mano hasta el enésimo infierno por resucitar en tu útero. Florecer una y otra vez desde tus senos, amenguar mi cobardía por robarle miles de besos a tu hipócrita pudibundez para coronar tu púbico secreto con extrema ternura líbida.

Han pasado los días, he descubierto que tu silencio alimenta una extraña manía de colocar en el corazón y la memoria todo lo que no quiero para los dos. Te disfruto, en éxtasis. El rostro que muestras ante mis sentidos es percibido como un ánima dispuesta a ser burlada por mi necedad. Claro que no te veo como un fantasma, tienes todo lo que el cuerpo de un humano-hombre, desea, pero tu etérea presencia en mis poros se disuelve poco a poco y, eso es lo que me permito arrobarte. Te sostengo entre el pensamiento y los días en que mi vida y tu vida se cruzan para lo que, de mi parte, aprendo a desconocer menos.

La distancia que media entre tú y yo, se va prolongando. No puedo mentirte, pero mi afecto, como lo ves, se deteriora cuando tu nombre punza mi corteza cerebral. No, no es odio, aun no lo hay, y me esforzaré por que nunca germine. Es el principio de un desamor maltrecho, un naufragio que irónicamente empiezo a gozar sin regodearme en tu dolor, sólo mío y, tú ya no cuentas.

Y esta tarde te cambié… Descubrí y me atrapé… Ahora tengo otra musa masturbatoria…

Con cordura soy menos lúdico y hago presa a mi descontrolada gana de ser cada día un nuevo

demente

viernes, abril 06, 2007

Letter forteen

Blind Worm:

Estás linda, tan risueña como nunca, es tu sonrisa mi somnífero predilecto. En esa brillantez navego, me alegraste la tarde. Encendiste mi noche…

Yo, caminando por sobre una vereda de piedra resbaladiza y tú al lado del conductor que te lleva a tu oficina, el ruido de la calle de repente se apagó, el auto no tiene ruedas, es la luz de tus pupilas que suspenden el tiempo y el espacio en el que solo tú y yo habitamos el planeta, el ruido de las bocinas son el extraño tañido de un nupcial deseo por decirte: sí. Y a la distancia, estoy en ti pero tú…, tú nunca dices nada…

Desprecio tus manos, porque ya no andan por sobre mis yemas sus dedos. Te veo pequeña y hoy, no quiero despertar…

Estoy gozando lentamente el perfume de tus mejillas. Me esmero en poseerte en sueños, porque aún no quiero tocarte, nunca te haré el amor pues mis sentidos se topan con los tuyos y el adormecimiento de mi cerebro no logra reponer mi cordura. No te amo, te deseo, y esa flama he de extinguirla, tu carne ahora, poco me interesa…

Son el resultado de tus movimientos, el sonido de tus palabras, el respirar cerca a mi pecho, tu andar cuando vienes a mí, tus saludos en la mejilla, tu voz en el teléfono que desquicia mi testarudez. Empiezas ha estar en mí, y estoy seguro que pronto eso te molestará cada mañana en que te mande un mensaje al celular…

El mar era cómplice de mi deseo por ti, y la brisa que se encargaba de disipar mi voluptuosidad entre mis piernas ya no están… Son los libros de D. H. Lawrence los que me distraen de tu presencia en la habitación de mi cerebro. Eres tú la consecuencia de mis dudas, pero no el principio de ellas. Soy yo el que teme abandonarte si un avión viene por mí. La prolongada y mal actuada inseguridad que manifiestan mis visitas, son por que la hora de partir pareciera que se aproxima. Me obligo a no pensar siquiera cómo despedirme de ti...
demente

miércoles, febrero 21, 2007

Letter six

Blind Worm:

Hoy no duermo. Salimos del “Déjà Vu” directo a tu casa, mientras los minutos pasan tan lentamente. Percibo una emoción tan absurda cómo imaginar verte bailar ante mi turbia atención. Tengo presente tus palabras y tus gestos, resumo que tan sólo pretendías distraerte en mí, cómo si quisieras disipar la tediosa rutina de estar sola y convencerte que puedes saltear tu desamor conmigo. Y yo, para eso, no sirvo, ya no. Tu confesión, estimo, fue inoportuna, ipso facto, un frío antártico heló mi lengua, hubiere robado un beso a tu boca mientras me decías casi en susurro, “no te escucho”. Los sorbos y cargados tragos de ron tronaron como bombas lacrimógenas en mi cerebro. “Pensé que no sucedería, pero cuando llega una sorpresa de alguien que no esperabas, luego descubres que aún hay algo que queda en el corazón”, mencionaste, y, eso para lanzarme de un precipicio de desconcierto a una pálida depresión. El mundo se me vino encima, el pasajero que llevas en tu corazón, me acaba de expulsar del paraíso. Te digo adiós mientras bajas del taxi en la puerta de tu casa, y repito, “en serio: adiós”, pones un rostro tan, pero, tan bonito -al enojarte- que me provoca lanzarme hacia ti y mandar al enésimo infierno mi triste atolondramiento...
Loco

viernes, enero 12, 2007

Letter two

Querida Blind Worm:

Dejo la ciudad, y no te llevo conmigo, mi madre me despidió con un brusco y súbito suspiro, es media noche y está dormida. Antes de partir quería despedirme de la ciudad a tu lado, y no está esa mirada con la cual aprendo a quererte. La noche no tiene el mismo color oscuro que combinas cuando estás a mi lado o, cuando el taconear de tus zapatos dibuja mi sendero mientras te vivo con mis ojos y te pienso menos...

Ésta es la segunda carta que te escribo. Puedo empezar a contarte algo de mi historia para que vayas conociéndome. Tal vez, con el motivo de mi encarcelamiento; pues, se debió a una inconfesable manía por ir contra todo lo que externamente me gobernaba: mi familia, el colegio, los amigos y, hasta mis enemigos. Mi atiborrada curiosidad por los libros rojos, me antojaron las ganas de convertirme en un cruzado por las causas que martirizan la mente del más grande ordenador de la política de “lucha”. El demencial y triste celebérrimo presidente Gonzalo me simpatizaba con sus arengas. Era su magistral manía por las reglas que -cualquier necio brillante- sabe a su manera inculcar a mentes tan vacías y hambrientas como la mía. Pero, no llegué a más; cuando tras pocas semanas en la selva terminé por olvidarme de ser parte del pastel terrorífico por una inoportuna enfermedad. Mi endeble figura -culpa de mi mal hábito alimenticio- no supo soportar el continuo desgaste de las pocas defensas que me quedaban. Esto fue el breve principio de una debacle que ya temía llegar y me negaba abandonar. Llegué a parar por allí a petición de mi segundo mejor amigo, me invitó a un interesante viaje por la selva, el tenía intenciones de buscar trabajo allí; es que, le gustaba la idea de ser cafetero, andaba con ése afán desde tercero de secundaria -al final me convenció-, pero el camino al que llegamos fue errado y terminamos por el que nos sedujo inmediatamente. No tengo ganas de detallar. No me puedo permitir desnudarme tan rápido. Es poco -por ahora- lo que quiero mencionar...
Loco

miércoles, enero 03, 2007

Letters to Blind Worm - The First

Querida Blind Worm:

Acaso mis ganas de volver a sentir, de despertar de nuevo y dejar que mis manos mencionen con caricias nocturnas un nombre que entibió mis sábanas mientras amanece, de sentirme uno con el mundo. De que la desnudez de dos cuerpos emerja de un volcánico placer con sonrisas de satisfacción. Que movimientos felinos y femeninos en mi cama me hagan notar o recordar que soy hombre con un gusto sexual por todo lo que lleva y sale de una hembra homo-sapiens sapiens. Tal vez; el desenterrar mi desánimo por conversar con los hombres, sea que me motivó llamarte...
Loco