miércoles, octubre 18, 2006

Golpes


Cuatro aburridas paredes que pronto, terminan siendo pequeños remedos de sábanas listas a ser cortadas, destrozadas. Caen pedazo a pedazo, sin importarme lo que pueden valer, sigo rasgando y reviento en más ira. Se tiñen de golpes y sangre. El dolor es ajeno, sólo hay más ánimo para continuar destruyendo, ahora mis rodillas continúan la procesión, las acompañan mis pies descalzos. No puedo llorar, todo es cuestión de aullar hasta quedar afónico ¿Cómo? Si no siento dolor. Y, sigo dándome contra todo muro incontenible, incontestable uno a uno se me vienen encima, mi ceguera desvanece cuando miro en el suelo uno de mis dedos derramando lo que acostumbrado soporté en cada "animal" callejero rematado a punta de patadas y pedradas. Mis manos intentan aún adormecidas cubrir mis ojos pero mis mejillas delatan aspereza extrema. Empiezo a sentir dolor, pero eso, ya no importa. Ahora todo es cuestión de avanzar sin pretender huir, dejarlo todo y, correr aunque deje absurdas huellas "rojas", ¿Adónde correr?...