viernes, agosto 31, 2007

Setiembre angosto

Mi queridísimo Manuco:

He escrito cosas que me parecen necesarias mencionarlas, perdóname por ser franca y directa pero ésta vez sí me comporto cómo el amigo que tú quieres que sea, directo y, sin pelos en la lengua.
¿Recuerdas las veces en que competíamos en lanzarnos del techo al piso con adoquines resbaladizos? O, ¿del triciclo de verde brillante que nunca nos dejabas montar? Sé que no es fácil mandar a la mismísima mierda todo lo que pasó en el Chávez de La Rosa. Porque, de algo estoy seguro, allí vivimos lo mejor de nuestras vidas. Las noches de lluvia que disfrutábamos en el patio rojo, resbalándonos hasta que el cansancio o, la llamada de ir a dormir nos hicieran terminar un día muy feliz. O cuando te jodía a media noche para dormir juntos en tu catre porque el cuco nocturno hacía que mojara mi colchón por no atreverme a pedir permiso para ir al baño a esa hora. Nuestras visitas con el loco Máximo al Moisés Heresi. Me sigo preguntado, por qué miéchicas te llevaban más a ti que al mismo loco, si era el que a cada rato se rayaba peor que gata en celo. Por cierto ¿sigues golpeándote la cabeza contra la pared cada vez que te sientes solo? Si es así, tu regalo de cumpleaños será un casco de aviador de avión supersónico pintada con los colores de la bandera iraní.
No te entiendo, en nuestra última entrevista sonabas algo ilusionado con tu nueva pretendida, suerte que al menos la ví a la distancia antes de volver a Limón. Sin duda tiene rasgos sensuales en su rostro, lo que me incomoda es su color de piel no sé si era entre morena o trigueña con fiebre. Era creo como el de una vedette de periódico chicha (no te ofendas caramelito, solo anoto acerca de su apariencia) parecía estar bien dotada físicamente, claro (no quiero ser sarcástica) aunque si le falta algo de porte. Y ya me puedo imaginar las razones por las que no quiso continuar con tu jueguito.
¿Qué, sigues solo? ¿Hace cuánto que andas solapa? Me empiezas a preocupar Manuco, y ésta vez muy, muy en serio. Y no me parece buena idea que así te sientas mejor. Llevo la cuenta del tiempo desde que terminaste con la francesita. A ver, hum, sí, son siete años o más. Fuiste malvado cuando te enteraste que no quería continuar la relación por culpa de no tener las putas ganas de vivir en Arequipa y más, aún si tú no centrabas tu vida, o al menos fijar tus objetivos a largo plazo. Siempre fuiste un ridículo irresponsable en todo.
Hermano, es hora que pongas las barbas en remojo. Deja tu vida de monje contemplativo. Pronto rayarás los treinta y sin flaca, cómo que la nota no se ve bien. A mí me preocupa. Es hora que eches al olvido tu vida ascética, ya no fumas, esto por compromiso con tu salud, jiji, no chupas, no te tiras tres polvos al hilo los fines de semana con la novia de turno, no sales de tu casa, solo los libros y el trabajo. Supongo que las cuatro noches que pasamos juntos en abril realmente fueron las últimas de nuestras vidas con Maricucha. Volamos y volamos, menos mal que ya no nos llama la atención de inyectarnos o hacer encurtidos en botellas de viejos vagabundos. Al menos, en algo hemos cambiado, qué digo; cambiamos un montón, pero tú más, mucho más. Hermano, es hora que te vuelvas a las calles tras unas faldas, te diviertas en las discotecas, es hora de que no sólo te enamores, afana a una flaca cómo solías hacerlo en la época del colegio, no sé, Manda chocolates de la Ibérica a una que te parezca pintona, por ejemplo a la flaquita que trabaja frente a tu chamba. ¿Hace cuanto que no le “riegas la chacrita” a una hembrita? Y no nos vengas (a ti y a mí) con el cuento de irte de putas, porque sabes bien que el que se tiraba las putas era el finadito César y tú sólo le dabas al trago y hablabas y hablabas con ellas y nos metías el cuento que te daba miedo contagiarte alguna enfermedad venérea, Por la puta madre, tanto libro tal vez te haya vuelto cojudo crónico. Creo que tu tributo a él ya se terminó de pagar. No quiero abrir heridas viejas, pero, me cago de rabia al escuchar siempre esa excusa o, que desde su accidente que lo condujo al nirvana, también chocó con tu ritmo de vida. ¿Por qué hermano? Ya pasaron ocho años y algunos meses desde que él ya no está con nosotros y, hermano la vida continúa. Lo único que se le puede agradecer es que no te hayas vuelto un alcohólico y adicto de primera. Y, ahora sí le doy razón a tu problema con la misoginia, tus bronquitas con la Malu tienen un telón de fondo algo serio. Sé que no te agrada la nota del feminismo y que ella te toma como un pendejo-cojudo machista, cosa que a mi parecer las que tienen el sexto sentido (digo, las que sí nacieron como mujer) más agudo casi nunca se equivocan (en un 99%). Lo único que hiciste desde que te dejó E. es vengarte de ella en cada una de las chicas que ibas conociendo incluida la francesita que culpa no tenía. Pensar que la mademoiselle te aguantó todo hasta que la ahuevaste y se mandó jalar a las Europas definitivamente. Que teníamos a penas veinte y ya lo habíamos aprendido todo antes de salir del colegio. Pero, César truncó al salvaje y desadaptado social que había en ti con su viaje al más allá. Sé que, no eres un retrógrada machista, tu lema para responder eso desde los nueve era “machista es el hombre que delante de una mujer (en sus cinco letras) se siente inferior”. Algo que te enseñó tu hermana. Tal vez Malu sigue cargando rabia ante cualquier respuesta negativa que compromete su femineidad o su afán de libre pensadora, no sé. Hermano, en esto me limito en repetir lo que Charly García dice de “mujer castrada”. Soy algo instruido y tampoco le doy crédito al asunto de Freund con el cuento de que las mujeres se sienten castradas y por eso se comportan así. Tal vez, García se refiera a las mujeres que intentan llevar al extremo una imitación de vida de macho sin darse cuenta que eso no es necesario para mostrar lo que realmente son. Bueno con esas vainas no me llevo bien. Sólo sé que tu sentido de tolerancia me divierte, ah, si Malu supiera que nuestras mejores amigas fueron (y algunas siguen siéndolo) promiscuas, prostitutas y lesbianas (hubo mucho de ellas que me gustó de la forma en que aun no te puedo explicar) demasiado inteligentes para llegar hacer lo que hacían sin importarles que sus viejos pagasen la pensión de la universidad creyéndolas de “buena familia”, Jiji. El oficio más viejo fue y es el más respetado por nosotros dos y eso tú si lo puedes explicar mejor…
Ayer visité el pozo de los deseos de santa Rosa, nunca me olvido de ir por allá, Mientras, en el Limón de cielo panza’e burro siguen más frías sus calles. La gente empieza a sentir menos miedo por lo del terremoto. El negocio en la Disco va más o menos. Tú sabes cómo es Comas, su gente sabe cómo divertirse y espero que este fin de semana lo hagan como siempre.
No te mando besos pero, recuerda que te quiero.

Pericus

P. S.
Recuerda chico pito, necesito noticias tuyas porque siete años sin hacer el amor inequívocamente afecta la salud. Te recomendaría algunas chibolas traviesas que no les importaría hacerte el tratamiento de exorcizarte si te das una vueltita por Limón y así dejes de ahorcar al ccalacunco. Jiji.

miércoles, agosto 29, 2007

Hola Perica:

Intento cavilar en las palabras que me escribes, por ejemplo en eso de misoginia. Temo un poco entrar a ese asunto. Por otra parte, me causa algo de remilgada reminiscencia escudriñar en mi memoria cosas que viví y vivimos en el orfanato. Hace mucho tiempo que ya no tengo ganas de volver a visitar el lugar. El servicio de orfanato que ofrecía la Beneficencia de Arequipa creo que ya no lo dan desde hace muchos años. El Chávez de la Rosa tiene -sin duda- algún tipo de afecto bueno o malo en todos los que habitamos por muchísimo tiempo aquella casa. Ya han pasado más de veinte años desde mi última salida. Siento un poco de estupor interno en el momento de rememorar las veces en que una familia me llevaba a su casa y repentinamente mis malos comportamientos -ahora corregidos a punta de encontronazos conmigo mismo en horas prolongadísimas de depresión suicida- me traía de vuelta a cruzar ese umbral que me obligaba a no extrañar y nunca querer volver a salir de allí. Eran tú y el resto de la chiquillada a quién más deseaba ver y con quienes compartir mucho del tiempo libre allí dentro y olvidarme automáticamente de mis "procesos de adopción". Me pregunto, qué será de aquellas familias que a modo de prueba me llevaban a sus casas y al cabo de algunos días se convencían de que no les valía la pena acoger o adoptar a su “seno” un chiquillo endiablado como yo.

Ya sabes, mi nueva madre, -¿o sería la única?- se convenció un buen día por qué no devolverme y me mencionó con una sinceridad medio dura; ella no estaba dispuesta a considerarme, como el resto de las señoras, pretendían fungir de madre coraje conmigo y al final terminaban convirtiéndome en perrito faldero el cual si ya no les convencía podían devolver. Esos días de “prueba” a mis cinco, seis y hasta siete años –quizá desde mucho antes- tal vez hicieron mella en mí y dieron resultado a una actitud de llorón y desquiciado social, que luego desvanecía instantáneamente a mis “eternos retornos” al parvulario de beneficencia pública. Al menos tuviste más suerte que yo, te llevaron a la segunda oportunidad y nos separaron por más de cuatro años... No quiero continuar con esto.

Las cosas aquí en la ciudad andan mejorando. Mi breve intento de pretendiente amoroso, ya desapareció. Sigo algo tranquilo y es cosa que no me preocupe estar con alguien. Le sigo dando a los libros más que nunca. También tengo un nuevo amigo, es mexicano y me agrada contar con él en esto de la nota literaria. Es muy ingenioso y bastante generoso cuando de crítica se trata (tal vez me equivoque), compartir un mismo gusto hace que me aumente la confianza de no dejar este vicio que a mi familia le desagrada hasta el hastío. Y, por los comentarios que has de haber visto, pues a sus palabras me remito.

Quisiera seguir escribiéndote, pero tú sabes que no puedo “usufructuar” lo ajeno cuando no me está permitido.

Recibe un sincero abrazo de

Manuco

martes, agosto 28, 2007

¡Acuérdate de los Amig@s!

My dear Manuco:
No hace poco que nos comunicamos por el chat, son raros -siempre misóginos- los instantes en que me acuerdo de tí. He leído una de tus cartas en la que me mencionas. Intento liberarme de ese constreñido pasado que compartimos desde que abandonamos el orfanatorio. Espero que no se te ocurra escribir muestras aventuras en ese nido de tísicos despreciados. El borrador que me enviaste de las cartas a "Cecilia" (acabo de descubrirlo en el diccionario de Velásquez, ¿por qué blind?, ¿no serás tú el ciego? Tá bueno mejor me alcanzas las cartas completas para recién juzgarte) está incompleto, y bueno, me dieron ganas de fastidiarte posteando la última. Sé que intentas mejorarlas y sobre todo que llevar a editarlas de acuerdo a mis sugerencias.... De nuevo, hermano te agradesco el gesto...
Y ya que no volveremos a chatear (pues planeo hacerlo abiertamente desde este blog), no es posible que no lleve una vida más actualizada jijiji. Tú me entiendes hermano, quiero disfrutarte más y que no me dejes colgado cada vez que te viene la bicicleta oportuna cuando estoy disponible para conectarme contigo...
Vamos, dame noticias tuyas... Ya son cuarenta y tantos días que no sé nada de tí... y ojala des tributo a tu gusto de escribano...
Un abrazo y besitos de

Pericus
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Quequeña, Mayo 6

Letter Twenty one, Blind Worm:

Siempre te he esperado, todo puede continuar, tal vez, sin ti o contigo, no sé. Hoy estoy a la espera de derramar menos lágrimas. No es que pensarte sea tan doloroso, pero lo que haces conmigo, ahora, me resulta divertido. He vuelto a las andadas, medio masoquistas, en las que intento cada vez, gozar con tu maltrato y dar una ingenua reciprocidad para contigo. Quiero degollarte.

Hoy he tocado la esbeltez de un cuerpo post-adolescente, la firme figura de una muchacha que al final de la tarde me regaló un inmisericorde lapsus de placer. Pero si el placer se me antoja, medio tétrico y doloroso, a manera de letra cursi: lo hice pensándote. Es que, tu piel trigueña, era blanca, y tus ojos grandes, se redujeron en profundos ópalos traviesos y curiosos; tus labios, en rosada carnosidad acompañada de un olor a frutilla; tus desconocidos movimientos; medio confundidos y desencajados; tus susurros, inseguros; tus abrazos, de original ternura y de absurda complicidad. He cambiado mi rutina habitual de tenerte entre mi memoria y mi fálico deseo en ti por una sórdida y tránsfuga deicidia.

Y aun, sigues siendo la diosa de mis amaneceres, eres el nuevo y extraño pan de cada día que en el desayuno siempre dispuesto está en mi mesa. Estás compuesta de todo lo que mi metabolismo necesita para continuar viviendo de ti. Si empezara a adorarte mi ofrenda diaria hacia ti sería nada menos que mi hambre voraz por todo tu ser. Llevarte de la mano hasta el enésimo infierno por resucitar en tu útero. Florecer una y otra vez desde tus senos, amenguar mi cobardía por robarle miles de besos a tu hipócrita pudibundez para coronar tu púbico secreto con extrema ternura líbida.

Han pasado los días, he descubierto que tu silencio alimenta una extraña manía de colocar en el corazón y la memoria todo lo que no quiero para los dos. Te disfruto, en éxtasis. El rostro que muestras ante mis sentidos es percibido como un ánima dispuesta a ser burlada por mi necedad. Claro que no te veo como un fantasma, tienes todo lo que el cuerpo de un humano-hombre, desea, pero tu etérea presencia en mis poros se disuelve poco a poco y, eso es lo que me permito arrobarte. Te sostengo entre el pensamiento y los días en que mi vida y tu vida se cruzan para lo que, de mi parte, aprendo a desconocer menos.

La distancia que media entre tú y yo, se va prolongando. No puedo mentirte, pero mi afecto, como lo ves, se deteriora cuando tu nombre punza mi corteza cerebral. No, no es odio, aun no lo hay, y me esforzaré por que nunca germine. Es el principio de un desamor maltrecho, un naufragio que irónicamente empiezo a gozar sin regodearme en tu dolor, sólo mío y, tú ya no cuentas.

Y esta tarde te cambié… Descubrí y me atrapé… Ahora tengo otra musa masturbatoria…

Con cordura soy menos lúdico y hago presa a mi descontrolada gana de ser cada día un nuevo

demente