martes, agosto 28, 2007

¡Acuérdate de los Amig@s!

My dear Manuco:
No hace poco que nos comunicamos por el chat, son raros -siempre misóginos- los instantes en que me acuerdo de tí. He leído una de tus cartas en la que me mencionas. Intento liberarme de ese constreñido pasado que compartimos desde que abandonamos el orfanatorio. Espero que no se te ocurra escribir muestras aventuras en ese nido de tísicos despreciados. El borrador que me enviaste de las cartas a "Cecilia" (acabo de descubrirlo en el diccionario de Velásquez, ¿por qué blind?, ¿no serás tú el ciego? Tá bueno mejor me alcanzas las cartas completas para recién juzgarte) está incompleto, y bueno, me dieron ganas de fastidiarte posteando la última. Sé que intentas mejorarlas y sobre todo que llevar a editarlas de acuerdo a mis sugerencias.... De nuevo, hermano te agradesco el gesto...
Y ya que no volveremos a chatear (pues planeo hacerlo abiertamente desde este blog), no es posible que no lleve una vida más actualizada jijiji. Tú me entiendes hermano, quiero disfrutarte más y que no me dejes colgado cada vez que te viene la bicicleta oportuna cuando estoy disponible para conectarme contigo...
Vamos, dame noticias tuyas... Ya son cuarenta y tantos días que no sé nada de tí... y ojala des tributo a tu gusto de escribano...
Un abrazo y besitos de

Pericus
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Quequeña, Mayo 6

Letter Twenty one, Blind Worm:

Siempre te he esperado, todo puede continuar, tal vez, sin ti o contigo, no sé. Hoy estoy a la espera de derramar menos lágrimas. No es que pensarte sea tan doloroso, pero lo que haces conmigo, ahora, me resulta divertido. He vuelto a las andadas, medio masoquistas, en las que intento cada vez, gozar con tu maltrato y dar una ingenua reciprocidad para contigo. Quiero degollarte.

Hoy he tocado la esbeltez de un cuerpo post-adolescente, la firme figura de una muchacha que al final de la tarde me regaló un inmisericorde lapsus de placer. Pero si el placer se me antoja, medio tétrico y doloroso, a manera de letra cursi: lo hice pensándote. Es que, tu piel trigueña, era blanca, y tus ojos grandes, se redujeron en profundos ópalos traviesos y curiosos; tus labios, en rosada carnosidad acompañada de un olor a frutilla; tus desconocidos movimientos; medio confundidos y desencajados; tus susurros, inseguros; tus abrazos, de original ternura y de absurda complicidad. He cambiado mi rutina habitual de tenerte entre mi memoria y mi fálico deseo en ti por una sórdida y tránsfuga deicidia.

Y aun, sigues siendo la diosa de mis amaneceres, eres el nuevo y extraño pan de cada día que en el desayuno siempre dispuesto está en mi mesa. Estás compuesta de todo lo que mi metabolismo necesita para continuar viviendo de ti. Si empezara a adorarte mi ofrenda diaria hacia ti sería nada menos que mi hambre voraz por todo tu ser. Llevarte de la mano hasta el enésimo infierno por resucitar en tu útero. Florecer una y otra vez desde tus senos, amenguar mi cobardía por robarle miles de besos a tu hipócrita pudibundez para coronar tu púbico secreto con extrema ternura líbida.

Han pasado los días, he descubierto que tu silencio alimenta una extraña manía de colocar en el corazón y la memoria todo lo que no quiero para los dos. Te disfruto, en éxtasis. El rostro que muestras ante mis sentidos es percibido como un ánima dispuesta a ser burlada por mi necedad. Claro que no te veo como un fantasma, tienes todo lo que el cuerpo de un humano-hombre, desea, pero tu etérea presencia en mis poros se disuelve poco a poco y, eso es lo que me permito arrobarte. Te sostengo entre el pensamiento y los días en que mi vida y tu vida se cruzan para lo que, de mi parte, aprendo a desconocer menos.

La distancia que media entre tú y yo, se va prolongando. No puedo mentirte, pero mi afecto, como lo ves, se deteriora cuando tu nombre punza mi corteza cerebral. No, no es odio, aun no lo hay, y me esforzaré por que nunca germine. Es el principio de un desamor maltrecho, un naufragio que irónicamente empiezo a gozar sin regodearme en tu dolor, sólo mío y, tú ya no cuentas.

Y esta tarde te cambié… Descubrí y me atrapé… Ahora tengo otra musa masturbatoria…

Con cordura soy menos lúdico y hago presa a mi descontrolada gana de ser cada día un nuevo

demente