sábado, octubre 21, 2006

Marihuana

No siempre me sentí feliz, todo el tiempo quise estar deambulando por cualquier lado por donde me pareciera preciso mandar al diablo a mi familia, y a cualquier ser cercano reconocible a mi memoria visual. No es fácil lidiar, con lo que presumes tener, y con lo que no tienes. Tampoco es gratuita la manía de hacer lo que más me gusta, por eso, creo decidí entrarle a flirtear a Maricucha, siempre tan dispuesta a dejarse convencer por esa mínima valía de todo cuanto yo le ofrecía; cada lugar es un pernicioso espacio donde ahogarse con ella, no calculo mis dosificaciones siempre que busco estar exhausto. Sin calibrar milímetro a milímetro un tenue final estoy sostenido a ella. Obtengo de sus favores, cuanto puedo pedir de ella, sin pretender robarle y, ya no exagerar con mis burlas al despedirme sin nunca querer alejarme de su lado...