lunes, octubre 23, 2006

Podredumbre

Todo sabe a excremento humano. ¿Alguna vez lo probaste?. En tiempo del servicio militar, los más desadaptados de la sociedad -los militares- suelen gozar con el residuo de inocencia que nos queda al final de la adolescencia.
La sujeción y la escasa valentía aprendida en el colegio desaparece. Hacer el servicio, se convierte en el más cruel servilismo a personas que nunca les importará lo que somos. Sólo buscan que los imitemos. Algunos se trauman, ninguno se divierte ni fuera del cuartel. La única forma de disiparla es entonarte en un prostíbulo o alguna fiestecita de barrio ocultando todos tus trances de "perro". Mientras, sentados al amanecer en la formación de siempre; nos piden ponernos de cuclillas semi-desnudos. Tal vez, imaginando para ejecutar algunas "ranas" o sentadillas. El silencio es mutis repentinamente en el instructor, un gesto de rabia y un atronador alarido de: "es hora de cagar", por temor al castigo al menos puedo pegar un cómplice sentimiento de confusión y estúpida risa con el colega de la izquierda. El instructor procura en pocas palabras obligarnos a hacerlo, algunos empiezan y yo, mientras intento no ver defecar al de enfrente siento que mis intestinos se niegan a aflojar algo. La costumbre de comer poco me obligaba recurrir al baño cada dos días y ésta vez no quise recordar la cuenta. Por más que lo intenté; al maldito sargento lo dejé con los crespos punteando por no haberle cumplido.
Y mis asco ante la defecante humanidad de mis colegas es sólo comparable con el discurso político de las "autoridades" que nos gobiernan. Supongo que nunca fue intención del instructor darle algún significado análogo a tal abyecta manía, cuando pienso en su posición de autoridad.