viernes, abril 06, 2007

Letter forteen

Blind Worm:

Estás linda, tan risueña como nunca, es tu sonrisa mi somnífero predilecto. En esa brillantez navego, me alegraste la tarde. Encendiste mi noche…

Yo, caminando por sobre una vereda de piedra resbaladiza y tú al lado del conductor que te lleva a tu oficina, el ruido de la calle de repente se apagó, el auto no tiene ruedas, es la luz de tus pupilas que suspenden el tiempo y el espacio en el que solo tú y yo habitamos el planeta, el ruido de las bocinas son el extraño tañido de un nupcial deseo por decirte: sí. Y a la distancia, estoy en ti pero tú…, tú nunca dices nada…

Desprecio tus manos, porque ya no andan por sobre mis yemas sus dedos. Te veo pequeña y hoy, no quiero despertar…

Estoy gozando lentamente el perfume de tus mejillas. Me esmero en poseerte en sueños, porque aún no quiero tocarte, nunca te haré el amor pues mis sentidos se topan con los tuyos y el adormecimiento de mi cerebro no logra reponer mi cordura. No te amo, te deseo, y esa flama he de extinguirla, tu carne ahora, poco me interesa…

Son el resultado de tus movimientos, el sonido de tus palabras, el respirar cerca a mi pecho, tu andar cuando vienes a mí, tus saludos en la mejilla, tu voz en el teléfono que desquicia mi testarudez. Empiezas ha estar en mí, y estoy seguro que pronto eso te molestará cada mañana en que te mande un mensaje al celular…

El mar era cómplice de mi deseo por ti, y la brisa que se encargaba de disipar mi voluptuosidad entre mis piernas ya no están… Son los libros de D. H. Lawrence los que me distraen de tu presencia en la habitación de mi cerebro. Eres tú la consecuencia de mis dudas, pero no el principio de ellas. Soy yo el que teme abandonarte si un avión viene por mí. La prolongada y mal actuada inseguridad que manifiestan mis visitas, son por que la hora de partir pareciera que se aproxima. Me obligo a no pensar siquiera cómo despedirme de ti...
demente